miércoles, 29 de septiembre de 2010

Gloomy Sunday: La Canción del Suicidio

"¿Se enfadarían si pensara en reunirme contigo?"
Gloomy Sunday.


Gloomy sunday (Domingo lúgubre), es una canción melancólica, triste, que habla de un amante que anhela reunirse con la persona que perdió. El compositor y pianista húngaro Rezso Seress, no pensó que su canción se ligaría a 18 notas de suicidio, como parte de una campaña de marketing cuando la canción fue introducida en el mercado estadounidense, que incluso aseguraba que la policía de Hungría había prohibido reproducir, para evitar más muertes; las emisoras de radio se negaban a transmitirla, por considerarla peligrosa, y cuando el famoso cantante Billie Holiday hizo su versión, le agregó una tercera estrofa que resultaba más positiva, queriendo contrarrestar el efecto en sus oyentes.

No fue el único que hizo una versión de la llamada "La canción húngara del suicidio", Sinead O´Connor, Bjork, Sara Brightman, Elvis Costello, Diamanda Galás, Cristina Riccie y varios más han cantado la triste canción; al igual que el grupo de rock The Associates, cuyo vocalista sí se suicidó. Al igual que su autor, que se arrojó de la terraza de su casa, 35 años después de haberla compuesto.
Esta es la grabación original:


Aquí
una bella interpretación femenina en el idioma original, y de las versiones en inglés, la que me pareció más recomendable es la de Sinead O´Connor.

domingo, 26 de septiembre de 2010

Platillos Mexicanos Independentistas


¿Qué es en lo primero que piensas cuando planeas festejar las fiestas patrias?... en tu compromiso con México, claro (y yo también, ¿eh?... ¡ajá!), en la confianza en nuestras instituciones, sí, lo sé; en el ejemplo de nuestros héroes y la importancia de la unión de todos los mexicanos... y shalalá. Pero seguro que al planear tu fiesta mexicana la principal cuestión es la comida con que acompañarás los brindis por nuestra nación. Y mientras es posible que para la bebida que se consumirá en esa noche mexicana, sólo dudes entre tequila, mezcal o cerveza, para el menú sí se abre un bonito abanico de posibilidades: un pozolito, unos tamales, tostadas, una birria, tacos de guisado, gorditas de masa, chiles en nogada, mole poblano, cecina, buñuelos con miel... entre otras muchas opciones para alegrar la panza y el espíritu (no en balde, reza la sabiduría popular que barriga llena, corazón contento).

Pues es curioso como muchos de estas muestras de nuestra comida típica, están tan ligadas a la historia, y con ella, a los motivos de los festejos, cerrando un ciclo suculento. Algunos tienen un origen interesante, y el de otros, francamente sorprendente.
Es el caso del primero del que hablaremos, que es también, uno de los más representativos de estas fiestas: el pozole.


Se dice que a todo cerdo le llega su San Martín, y aunque este refrán es de origen español y habla sobre la costumbre de que el día de San Martín era el día de la matanza de cerdos para obtener su carne, su piel y su grasa para el abastecimiento, y se usa para decir que a todos nos llega el tiempo para rendir cuentas por nuestros actos, queda también para introducirnos en la elaboración de este platillo, que utiliza preferentemente la carne de cerdo como ingrediente, para añadirse a una sopa de caldo picante, con maíces de la variante cacahuazintle, que al cocerse se abre como una flor, lo que en conjunto da la apariencia de espuma; de ahí su nombre, pues pozolli, en náhuatl significa "espumoso". El maíz se relaciona con varias supersticiones aztecas, pues antes de echarse a la olla debía exhalarse sobre él, para alentar su cocimiento; también se decía que si alguien ignoraba a los granos esparcidos en el suelo, sin levantarlos, el maíz se quejaría de esa persona delante de Dios, sintiéndose injuriado; otra leyenda decía que si un niño ansioso e impaciente comía de la olla del guiso o metía sus manos en ella, sus padres lo advertían diciendo que nunca sería venturoso en la guerra y no capturaría a nadie. Esto, como se verá enseguida, tiene mucho que ver con el pozole, cuyo nombre original en épocas prehispánicas era tlacatlaholli, y era también parte de una ceremonia: la de los sacrificios rituales.
Los prisioneros de guerra eran sacrificados para ofrecer su corazón a Huitzilopochtli, en una pirámide trunca, después de esto se tiraban los cuerpos escaleras abajo, donde eran desollados por los sacerdotes que se cubrían con esa piel para imitar al dios de la guerra, y el resto del cuerpo era destazado, hervido con el maíz y ofrecido en caxete (tazón de barro) a la familia del guerrero vencedor, después de que se sirviera un plato para el Emperador Moctezuma con un muslo del guerrero sacrificado. Hay versiones de que estos sacrificios, y especialmente el canibalismo, fueron una invención de los españoles para justificar la invasión y el avasallamiento de la cultura nativa, desde un punto de vista etnocentrista que avalaba la supremacía de la cultura europea; sin embargo, están innegablemente documentados no sólo en las crónicas de la conquista de fray Bernardino de Sahagún, sino también en códices aztecas y en estudios antropológicos, mediante hallazgos de restos humanos hervidos, e incluso, marcas de dentaduras de diferentes tamaños (y por ende, de diferentes tamaños de personas, lo cual demuestra que niños y ancianos también participaban de la ingestión de carne humana).


Así que la carne que en nuestro tradicional pozole sustituye a la carne humana, es la del cerdo, ese alimento introducido por los españoles, y que marca el inicio del mestizaje gastronómico, pues cuando Hernán Cortés celebra la victoria de la conquista en su casa de Coyohuacan (Coyoacán, como lo conocemos ahora), lo hace con cerdos y vinos que le llegaron de España, pero al no llegar ni harina ni trigo con que elaborar pan (el cultivo de trigo se iniciaría con tres granos que encontraron en un saco de arroz), se sirvieron del pan de maíz, es decir, las tortillas, que formaban parte de la alimentación habitual de los nativos de las tierras conquistadas (ahora sí que, literalmente, a falta de pan, tortillas, como reza el refrán). Así, a la par que el mestizaje entre razas se gestaba, con la unión de Cortés y Malitzin, los tacos de carnitas eran el inicio del que se daba entre las gastronomías española y azteca. Y dicen algunos, que el cerdo tiene el sabor más parecido a la carne humana (no quiero ahondar en como es que lo saben, pero nos toca creerles, pues a diferencia de lo que narraba Diego Muñoz de aquella época, ya no hay carnicerías públicas comercializando con carne humana, así que ni como saber si nos dan gato por liebre).

El maíz es tan inherente a la historia y al desarrollo de las culturas mesoamericanas, que amerita un post aparte, pero de los alimentos tradicionales que desde el imperio azteca están presentes, los tamales son de los más apreciados, además de protagonistas de un episodio de la época virreinal: la primera celebración de la navidad en la Nueva España. En la comarca lagunera, en Coahuila, confluyeron las misiones de jesuitas y franciscanos, cuyas tradiciones se combinaron para establecer ritos comunitarios como "el acostamiento" y "la levantada" del Niño Dios; en temporadas navideñas, entre pastorelas y nacimientos (belenes), los laguneros se organizaban para designar a un padrino para que se encargara de desvestir a la figura de cerámica representativa de Jesús y colocarla en el pesebre, semanas después, en el día de la Candelaria, se encargará de levantarlo, vestirlo y llevarlo a bendecir a la iglesia. Tanto al acostarlo como al levantarlo, se acostumbra convidar a los asistentes a un convite gastronómico, consistente en tamales, buñuelos y atole. Los tamales son envoltorios de masa de maíz cocidos al vapor, rellenos de guisados o frutas almibaradas, o como dice el dicho: hay de chile, de dulce y de manteca. Los buñuelos son frituras de harina, bañadas de azúcar y canela, o de jarabe de maíz. Si te dan atole con el dedo (como dice el dicho de cuando te manipulan con un poco de lo que te prometieron), lo que te dan es maíz cocido, molido y desleído en agua, y los aztecas lo tomaban todos los días, era lo que los ayudaba en las pesadas jornadas en el campo. Pero para acompañar los tamales, nada mejor que ese atole sea champurrado, un atole endulzado con piloncillo y aderezado con polvo de cacao, que se agrega cuando la temperatura del líquido está, literalmente, como agua para chocolate.


El chocolate era un privilegio de los poderosos del México prehispánico, quienes lo consumían en agua; los sacerdotes lo bebían como parte de sus rituales místicos y Moctezuma lo bebía en copas de oro, endulzado con miel. Los españoles lo llevaron a Europa y cambiaron con eso la gastronomía de países como Francia y Suiza, quienes a su vez transformaron la manera de consumirlo, convirtiéndolo en la popular golosina que ahora reina a nivel mundial. En la época virreinal fue cuando el consumo del chocolate se democratizó, aunque eran los recipientes lo que distinguía a las clases sociales: en las tertulias de las casas de gran linaje se servía en piezas de loza exquisitamente adornadas (incluso se hicieron vasijas especiales, llamadas "bigoteras", para evitar el residuo de espuma sobre los labios), en las casas más humildes en bonitos jarritos de barro, y en algunas partes de la costa, en cáscaras de coco seco, bien pulidas. Su consumo se hacía a toda hora, se llegó a convertir en una regla de cortesía convidar una taza a los invitados, y considerar que después de una cena, el servicio de chocolate con churros acercaba el momento de la despedida; otro dato curioso es que con tal de no privarse de todo el placer que se podía obtener, el virrey Mancera aceptó en la etiqueta social novohispana el poder sopear el pan dentro de la bebida.

En los conventos había espacios destinados especificamente para su consumo, llamados "chocolateros", donde se recibía a autoridades eclesiásticas y donadores importantes, quizá de ahí el dicho de Las cuentas claras y el chocolate espeso. Fueron las monjas de los conventos donde se estableció la forma de tomarlo aderezado con vainilla, canela y leche, batiéndolo para que estuviera muy espumoso (si así como lo mueve, lo bate... ¿habrá pensado algún cura, en esos tiempos en que romper el celibato no era tan oprobioso?). El chocolate en los conventos no sólo se convirtió en el mayor placer sibarítico en las austeras vidas de sus habitantes, sino incluso llegó a ser prohibido su consumo y hasta se incluyó en los votos de pobreza de la orden del Carmen.
Ya contamos como fue una taza de chocolate la que acompañó a la discusión de la mañana en que se dio el Grito de la Independencia, entre Hidalgo, Aldama y Allende (pero permítanme el gusto de repetir lo que le dijo Aldama al cura: "¿Quieres tomar chocolate cuando el cuello pende de un mecate?"... o como dicen en mi pueblo: el horno no está para bollos); pues ahora les cuento de cuando el cura Hidalgo estaba esperando su fusilamiento: en su desayuno final pidió chocolate, tal como era su gusto en las tertulias que organizaba antes de iniciar la gesta histórica, y al ver que se lo llevaban muy desleído, reclamó -no sin cierto humor negro- si porque le iban a quitar la vida le daban menos leche. Así, el chocolate protagonizó el período histórico de la lucha independentista con Hidalgo al frente, pero no sería la única vez que hubo un protagonismo gastronómico en esa lucha.

Dicen las que saben, que a un hombre se le conquista por el estómago. Así lo pensaron también las religiosas agustinas del convento de Santa Mónica, pues para agasajar por su día de su santo, y por su paso por la ciudad de Puebla de los Ángeles a Don Agustín de Iturbide, al frente del Ejército Trigarante (ya firmados los Tratados de Córdoba con que se daba por terminada la lucha de la Independencia), le hicieron un platillo singular, que dijeron inventaron especialmente para él: los deliciosos y emblemáticos chiles en nogada. La realidad es que esas monjitas pecaban de traviesas y de lambisconas, pues hay registros de casi un siglo atrás de que ese platillo ya se realizaba, pero la obsequiosidad de las monjas y el imperial ego del héroe patrio cimentaron la leyenda del sabroso origen, que ahora ya se da por hecho. Lo que sí es verdad, es que fue en los conventos donde se consolidó de exquisita manera el mestizaje gastronómico de las dos culturas, aprovechando los ingredientes de las dos tierras. Así, los nativos tomates, chiles, cacahuates, cacao, guajolotes, quelites, aguacates y maíces, se amalgamaron con el cerdo, la piña, las naranjas, el limón, las especias, el trigo y los productos de ganados europeos (por mencionar sólo algunos); de esa forma nacieron los moles, los flanes, los consomés y los dulces típicos, entre muchas otras delicias que ahora nos son tan familiares. En los últimos meses del verano, las peras, los duraznos, las manzanas y las granadas abundaban en las copas de los árboles en los huertos, así que se usaban unos para el relleno, y otras para el adorno de los chiles desvenados y bañados en salsa de nuez, lo cual resultaba en un platillo que era casi un postre (las carnes se agregarían a la receta con el transcurso de los años, como una variante). Lo que sí hicieron las monjitas agustinas fue hacer referencia a los colores de la nueva bandera trigarante, cuyos colores simbolizaban cada una de las tres garantías: el blanco era la pureza de la religión católica; el verde, la independencia política, y el rojo, la unión de todas las poblaciones de la nueva nación, incluidos indios, mestizos, criollos y peninsulares; las monjas completaron el aspecto tricolor del chile relleno servido en un fino plato de talavera, agregando sobre la blanca salsa de nuez, y al lado de los granos rojos de la granada, un poco de perejil picado. (Y podemos ver que desde entonces, las relaciones de la iglesia con el próximo emperador, eran tan cordiales como ahora).

Y bueno, como dicen por ahí: ya comí, ya bebí, ¿qué hago aquí?... y como a todo mal mezcal, y a todo bien, también, pues, ahora es cuando, chile verde, le has de dar sabor al caldo, que a comer y a la cama, una vez se llama.

sábado, 25 de septiembre de 2010

El Silencio de Alejandra Pizarnik


"He nacido tanto
y doblemente sufrido
en la memoria de aquí y de allá
"


"¿Qué haré con el miedo?", se preguntaba Alejandra Pizarnik. Y quizá, como respuesta describía la idea: "triste como sí misma / hermosa como el suicidio". Pizarnik se suicidó el 25 de septiembre de 1972, apenas dos años después que su admirada Janis Joplin, también de sobredosis (50 pastillas de Seconal, barbitúrico), aunque en su acción no hay nada de misterio ni de accidental, la suya era una muerte anunciada por ella misma, anhelada casi con placer, buscada con reiteración (aprovechó la salida de un fin de semana del psiquiátrico en el que se encontraba recluida, precisamente por dos intentos anteriores).
«¡He de tapar
el fracaso de mi vida
con la belleza de mi obra!»

Limitada por el lenguaje, en busca incesante de la palabra como morada, Pizarnik habitaba la noche tal como habitaba la soledad y su propia angustia: rehuyendo la luz. Alienada del mundo, en constante exilio, buscando vivir en la poesía, haciendo el cuerpo del poema con su propio cuerpo, extrayendo de la piedra de la locura el libro que la atragantaba, Alejandra Pizarnik se escribió a sí misma, en disección de su yo ("Nada sino yo, este yo que muerde; mi horrible, mi tenebroso amor a mi yo") y de su dolor, de esa "herida inmemorial, anterior a la palabra" ("mi primera persona / mi primera persona del singular está herida"), buscando el jardín en el bosque tanto para reconocerse, como para desconocerse.

«Quiero morir.

Lo quiero con seriedad,

con vocación íntegra».

En 1958 escribió: "He meditado en la posibilidad de enloquecer. Ello sucederá cuando deje de escribir. Cuando la literatura no me interese más". En 1971, un año antes de su suicidio, ella misma anticipaba que era el final: "Abandono de todo plan literario. Las palabras son más terribles de lo que me sospechaba. Mi necesidad de ternura es una larga caravana. sé que escribo bien y esto es todo. Pero no me sirve para que me quieran". Sus últimas palabras quedarían en una pizarra: "No quiero ir nada más que hasta el fondo".


A mis queridos Aurora y Julio, este pequeño Árbol de Diana prisionera —esta promesa de portarme mejor a partir de hoy —25 de febrero de 1963— y esta otra de hacer poemas más puros y hermosos —si me esperan.

Y sobre todo y ante todo, un inmenso y minucioso abrazo (es decir: 2) de Alejandra.

Dedicatoria del libro Árbol de Diana a Julio y Aurora Cortázar.

Y la voz de Pizarnik, en la única grabación que de ella existe:



Más sobre Alejandra Pizarnik:
Centro Virtual Cervantes. Alejandra Pizarnik
Blog Alejandra Pizarnik. La jaula se ha vuelto pájaro

Sólo literatura. Alejandra Pizarnik

jueves, 23 de septiembre de 2010

Los Dedos Perdidos de Django Reinhardt

En una carreta de una caravana gitana, que hacía las veces de casa para el matrimonio Reinhardt (él, músico diestro del banjo, ella, vendedora ambulante de flores de celuloide fabricadas por ella misma), se escucha un ruido que hace sospechar de la presencia de un roedor. Él, iluminado por una vela, trata de ubicarlo, pero el altamente flamable material del que están hechas las flores artificiales almacenadas -destinadas para la venta del día siguiente-, provoca un incendio del que ambos salen vivos, pero él con quemaduras graves. Su recuperación durará año y medio, y aunque logra salvar su pierna derecha de ser amputada, dos dedos de su mano izquierda (anular y meñique) quedan contraídos permanentemente por el calor recibido en los tendones.

Esta lamentable tragedia personal, paradojicamente se tradujo en una bendición para el jazz, pues en ese año y medio que estuvo postrado en una cama, descubrió un disco de Louis Armstrong, y a la vez, al jazz americano. Y desarrolló un método para tocar la guitarra utilizando tan sólo sus dedos índice y medio.

Así nace la leyenda de Django Reinhardt y su Jazz gitano (Jazz manouche o Gypsi jazz), mezcla de swing y música tradicional gitana del este europeo.

Reinhardt alcanzó su punto máximo de creatividad y éxito antes de la Segunda guerra mundial, en combinación con el violinista Stephane Grappelli; con la guerra ocurrió la separación y cada uno siguió su carrera musical por separado. Una curiosidad fue que lo protegió un funcionario nazi que gustaba de su música, y al mismo tiempo, Django y su obra fueron uno de los símbolos culturales de la Resistencia durante la ocupación nazi en París. Ya cimentada su trascendencia como el primer músico de jazz europeo con reconocimiento internacional, se retira antes de los cuarenta años.

A finales del siglo anterior Woody Allen hace una película sobre un músico capaz de competir con este gran guitarrista (Sweet and lowndown); pero este no es el último guiño que la cultura popular hace a la figura del virtuoso guitarrista, en este año, un grupo de gypsi jazz ha recorrido la década de los 80´s refrescando varios éxitos de la música pop, homenajeando desde en el nombre al gran Django: The lost fingers.


miércoles, 22 de septiembre de 2010

¡GO-O-OYA!

"¿Cómo no te voy a querer?, ¿cómo no te voy a adorar?..."
Cántico de la afición "Puma" (equipo de futbol Pumas UNAM).


¡Goya! ¡Goya! ¡Cachún-cachún-ra-ra! ¡Cachún-cachún-ra-ra! ¡Goya! ¡Universidad!

Así se grita en las gradas cuando juegan los Pumas y su fiel porra les da ánimos. Así se grita cuando el contingente universitario se suma a una marcha de protesta, apoyando alguna causa social. Así gritan los recién graduados. Así, los recién admitidos. Ser Puma es motivo de orgullo, de identidad.

Decir "universitario" en México, es casi un gentilicio, se sobreentiende que se refiere a un estudiante de la UNAM, de la Universidad Nacional Autónoma de México, de la Máxima Casa de Estudios, del Alma Máter. La universidad que ocupa el primer lugar de excelencia en Latinoamérica (aunque a nivel mundial bajó al lugar 222, a diferencia del 190 del ranking del año anterior) en todas sus áreas temáticas. La universidad que nació con la Revolución y en pleno Centenario de la Independencia. La universidad que obtuvo autonomía en 1929 y completa modernidad en 1954, cuando se inauguraron sus instalaciones en Ciudad Universitaria, al sur de la Ciudad de México (declarado ya Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO). La universidad que se trajo el premio Príncipe de Asturias al país, hace un año.

Una universidad que se creó en base al sueño visionario de Justo Sierra, que lo mismo ha dado tres premios Nobel que un subcomandante guerrillero al frente de la reivindicación de los pueblos indígenas. Lo mismo al presidente más odiado que al primer astronauta mexicano. Y a los dos escritores más queridos en la actualidad: José Emilio Pacheco y Carlos Monsiváis, entre muchas otras personalidades notables (marichuy y Jaspo, incluidos).

La universidad que defiende su gratuidad y su autonomía, la que sobrevive a campañas de desprestigio mediático y a prejuicios sociales (e incluso, a sus propios vicios), la que albergó republicanos españoles y refugiados de dictaduras latinoamericanas, la que, junto al IPN, constituyen las principales opciones formativas para los jóvenes del país, la que protagoniza el cambio social, la que lidera el pensamiento humanístico y liberal. La que hoy cumple cien años... y sigue joven, sigue activa.

La que antes de mudarse a CU, formaba el Barrio Universitario del Centro Histórico, luciendo así:









Y si te preguntas qué significa ese grito universitario, todo surge en los años 40´s, cuando los estudiantes lograban negociar el pase gratuito a los cines aledaños, siendo el Goya el más cercano (frente a la Hemeroteca Nacional), así, al grito de ¡Goooya, Goooya!, salían varios anunciando que mataban clases; lo de "cachún-cachún" parece provenir del argot juvenil, que según "lingüistas" contemporáneos, es la base etimológica de "cachondear", tecnicismo que refiere esa sana práctica del "agasajo", del "faje", del "arrimón", del "meter mano", del "echarse un caldo" o "calentarse" (ya saben, esa bonita costumbre de manosear un cuerpo física y químicamente combinable con el propio), y lo que indicaba era que una presencia femenina había aceptado acompañar al contingente estudiantil.

Entre los invitadazos de lujo al festejo por la Conmemoración del Centenario de la UNAM, que además recibirán el título Honoris Causa, está Noam Chomsky, quien además brindó magna conferencia.

lunes, 20 de septiembre de 2010

Cruda Bicentenaria


No creo ser la única que amaneció este jueves con la garganta irritada, el estómago revuelto y la cabeza como dentro de la secadora de ropa. Tampoco creo que haya sido la única en desear mantener los ojos cerrados a la realidad un ratito más. Por lo menos sé de uno que supongo quería que ese 16 de septiembre se pasara más rápido, poder esconderse de todos y olvidarse de la fiestecita: Don Jelipillo Calderas (FeCal, pa´ los cuates). Al final el costo de su noche mexicana se elevó a 580 millones de pesos (más IVA), con los que se pagaron los bonitos cuetes, los carros alegóricos, el vestuario, los carritos camoteros y todo lo que viste por la tele. La celebración total nos costó 280 millones, ¿de pesos?, no... ¡de dólares!, que contrastan con los 30 que se invirtieron en el bicentenario de la Independencia de Chile, que se festejó y conmemoró de forma austera en ese país, el cual tuvo un año muy castigado por desastres ocasionados por la naturaleza y errores humanos; sin embargo, el país chileno se encuentra en su mejor momento económico en toda su historia, y el ingreso promedio de sus habitantes es el mayor de toda América Latina, por el contrario a lo que ocurre en nuestro país, que a pesar de los constantes mensajes y cifras optimistas que se esfuerzan en repetir nuestros gobernantes para que entendamos que la economía ya va en ascenso, simplemente no se refleja en los bolsillos del ciudadano en las calles, con lo que el contraste del presupuesto destinado al festejo es todavía mayor. Encima, la fiesta anunciada como "la más grande del mundo en este año" no dejó contenta a la mayoría, pese a que hubo algunas cosas espectaculares y muy lucidoras, no fue un espectáculo a la par de los eventos mundiales que los organizadores extranjeros tienen como respaldo en sus currículums. Además de que las pocas obras públicas conmemorativas son el mayor ejemplo para resaltar la falta de planeación adecuada, siendo la muestra principal el monumento "Estela de luz", que se consideraba sería la obra referencial de este bicentenario, y estará listo hasta el final del año próximo por no tener las condiciones de cimentación adecuadas y el retraso en la entrega de los materiales para el haz luminoso, con la consiguiente duplicación del presupuesto inicial (y es que también son re-exigentes, si sólo se estuvo esperando esta fecha 200 años, ¿cómo quieren que se tenga todo listo al mismo tiempo?, tiene razón Lujambio, es una irresponsabilidad apresurar las cosas, mejor hacer las cosas bien aunque se tarde un poco más... yo creo que ese es también el argumento para retrasar tanto la democracia, la justicia y la equidad social: ¿para qué apresurarse tanto?, mejor ir lento pero pisando fuerte y responsablemente); al igual que el Parque Bicentenario en lo que era la Refinería 18 de Marzo, y que por falta de árboles no se pudo concluir a tiempo, el Archivo General de la Nación, que no verá la luz antes del 2012 (si es que no se acaba el mundo antes) y el Museo del Cine Nacional, que de plano se tuvo que cancelar. Es inevitable comparar nuevamente el Centenario y el Bicentenario en desventaja de éste, pues en el primero se realizaron 1 419 obras que se empezaron a inaugurar desde el primer día del mes patrio; aunque tampoco estuvieron listas todas, pues el Palacio de Bellas Artes se inauguró hasta más de veinte años después. Sin embargo, la pregunta más formulada en estos últimos meses (¿Hay algo qué celebrar?) habla también del descrédito que este gobierno ha tenido desde el inicio de su gestión, desde un principio cuestionado por la legitimidad tras un proceso electoral manchado por la falta de transparencia, lo que alimentó la duda y el reclamo del grupo contendiente encabezado López Obrador, y seguido por cientos de miles que todavía consideran ilegítimo el resultado oficial. Esta crisis de credibilidad se vio también durante la crisis sanitaria por el virus de influenza H1N1, que todavía sigue sin convencer a una buena parte de la población que fue real, y que en su momento provocó una rebeldía hacia las medidas tomada, así como una serie de especulaciones y teorías de conspiración (lo cual hubiera podido tener consecuencias de extrema gravedad). En la actualidad, la única acción que había logrado una aprobación mayor, se ha convertido en la crítica más aguda contra el gobierno calderonista: la guerra contra el narcotráfico, pues ante la opinión pública no justifican los aparentes aciertos, la tremenda cantidad de víctimas civiles y el clima cada vez más sofocante de inseguridad. Ahora, ese descrédito se refleja en la inconformidad por la manera en que se apropió de un festejo por eventos históricos que no combinan con su plataforma ideológica (como botones de muestra, la nueva polémica sobre la carta que envió a cada hogar mexicano, y en la que "desglosa" el significado del Escudo Nacional desde su punto de vista judeocristiano y usar a un traidor revolucionario como modelo de la colosal estatua con que se "homenajea" a los héroes anónimos... ¿dónde están los defensores de los símbolos patrios que apenas hace unos días se rasgaban las vestiduras por una caricatura?), y se refleja, también, en la falta de ánimo y entusiasmo por la fiesta, tan fallida y tan mal recibida como su canción emblema, que luego se desdijeron ante tanta crítica negando que fuera el tema oficial (del cartel oficial de plano ya no se habló nunca... ¿o será que se perdieron sus menciones entre los de los carteles del narcotráfico?). Y es que, de ese ramplón "shalalá", al "te quedó grande la yegua", a mí gusto el segundo queda mejor como himno bicentenario calderonista, ¿no creen?.

sábado, 18 de septiembre de 2010

Paseo Dominical Bicentenario


Es domingo por la manaña, en la Plaza Mayor.




Después de salir de misa en la Catedral, y de saludar ceremoniosamente al Virrey y alabar a su esposa antes de que subieran a su elegante carruaje, un caballero vestido a la vanguardia (pantalón largo, casaca tipo militar y bombín de ala ancha) abre las páginas del Diario de México, se entera de las noticias de ciencia, recita en voz alta uno de los sonetos escritos, acentúa con la cabeza afirmativamente al concordar con los consejos de moral, y se escandaliza con alguno de los crímenes de sangre descritos; entonces encuentra un aviso que lo hace dar una exclamación de sorpresa:

“Muy señores míos de mi mayor veneración y respeto, la Divina Majestad de nuestro Redentor Jesucristo se ha servido de llevarle el alma a don Juan Miguel Belis, el cual es cadáver, y para darle sepulcro a su cuerpo es de menester de ustedes su asistencia que así espero lograrla en el día de mañana a las nueve del día. Celebro esta ocasión pues me franquea la de lograr sus asistencias y deseándoles la más perfecta salud y que la Divina Majestad de Nuestro Señor Jesucristo se las facilite innumerables años. Su más atento servidor”.

El convite al entierro de su conocido se encuentra arriba del anuncio de un hallazgo:

“En la calle de la pila seca una muchachita de año y medio o dos años, trigueñita, de pelo güero y enaguas de angaripola: ocúrrase a la calle de las Cocheras núm. 5".

Y enseguida, lee otro que también llama su atención: “Una esclava de edad de 19 a 20 años… se dará en 100 pesos”.





Dobla el periódico sin concentrarse en la lectura, tanto por los pregones de carbón, patos y castañas que encuentra a su paso rumbo a la Iglesia de San Francisco, donde espera encontrar a sus conocidos para enterarlos del fallecimiento de su amigo. En otro momento leerá sobre las protestas por la consolidación de los Vales Reales, sobretodo entre hacendados y terratenientes no peninsulares, al ver rematados sus bienes inmuebles. No entendía el descontento, para él el progreso era mayor que nunca, especialmente desde que la ciudad se había embellecido hasta ser llamada La ciudad de los palacios; gracias al esfuerzo del Virrey Revillagigedo, que ordenó el desalojo de los ambulantes a la Plaza del Volador y gracias al cual, el Parián era el único mercado dentro de la Plaza Mayor, ésta lucía más limpia y ordenada; con el empedramiento, el implemento del sistema de desagüe, la recolección de basura, la iluminación de las calles, los coches de alquiler y las rondas de la policía, tanto la diurna, como "Los serenos", que cuidaban de noche, la ciudad era muestra de que la modernidad del nuevo siglo ha llegado a la Nueva España.
Sale de sus pensamientos para admirar el paso de una elegante dama, que imita la moda europea, portando uno de esos curiosos pañuelos de encaje que cubren el escote y que reciben el nombre de "modestín", seguramente será una de esas criollas de la empobrecida clase media, a juzgar por las telas que, quizá, fueron compradas de segunda mano. Detrás de ella, una joven obrera evita su mirada. Y una sirvienta india lo hace arrugar el ceño.


Plus: La moda masculina en 1810.

jueves, 16 de septiembre de 2010

La Cena del Centenario

Las comparaciones entre los festejos del Centenario y el Bicentenario de la Independencia de México, han resultado desfavorables para la fiesta de este siglo, pues tanto las obras conmemorativas que se han hecho, como la ceremonia principal, parecen muy deslucidas ante la magnificiencia de la celebración que ordenó Don Porfirio Díaz, que no tuvo límites en el presupuesto utilizado, y que de hecho, planeó la fiesta durante más tiempo que la actual gestión lleva en el poder, pues todo se empezó a planear desde que el siglo XX vio sus primeros días.

Y algo en que definitivamente Don Porfirio puso especial empeño, fue en planear la cena con que se celebraría el cumpleaños número cien del país, como los ochenta años que él mismo cumplía. A diferencia de la mayoría de los mexicanos de ese tiempo y de ahora, que preferimos la comida típica y no concebimos una noche mexicana sin pozole, buñuelos, elotes con mayonesa y queso, tostadas de pata o tinga, chiles poblanos rellenos, mole, tamales, tequila o mezcal, los convidados del Palacio Nacional leyeron -y los más admirados, pronunciaron y tradujeron- el menú en francés, y brindaron con champaña, vino blanco y tinto, también galos.

El menú de doce tiempos fue servido alrededor de la media noche, después de que se diera el primer Grito de Independencia en la primera noche mexicana, y antes de bajar la comida en el baile con que los invitados internacionales y la alta sociedad local festejaron al dictador por su larga vida personal, y su larga vida en el poder.

De los periódicos de ese tiempo se sabe que el Palacio Nacional estuvo adornado con arreglos florales de rosas rojas y gladiolas, e hileras con treinta mil focos blancos -un verdadero lujo en esos tiempos, además de toda una novedad-, además de las pinturas, los cortinajes, los gobelinos y los ornamentos que las familias de abolengo prestaron para acrecentar la suntuosidad del edificio. La mesa del banquete, la invitación al baile conmemorativo y los convidados tenían este aspecto:

Y mientras en el patio central una orquesta de 150 miembros ejecutaba valses austriacos, en las elegantes vajillas con el monograma de Porfirio Díaz en el centro, y el águila porfiriana en un borde, se sirvieron los platillos elaborados con finos ingredientes extranjeros, creados por el chef presidencial Sylvain Dumont; la misma Primera Dama, Doña Carmelita Romero Rubio (pfff, muy refinada y toda la cosa, pero tiene apellido de estación de metro o de mercado), que ese día vistió de seda de oro, y se adornó con perlas y brillantes, dispuso los lugares en las mesas.

No hay en la red un documento preciso sobre el menú del centenario, pero aquí encontramos la descripción de cuatro de esos platillos:

  • Melon glacé au Clicquot rosé, Perlas de melón bañadas en champaña rosada. El uso de las versiones rosadas no es nada común en aquella época

  • Potage Christophe Colomb
    , Potaje Cristóbal Colón. No existen pistas sobre sus ingredientes. Se interpretó como una sopa de cebolla con productos mexicanos como piloncillo y chile ancho; el toque italiano de Cristóbal Colón: queso grana pagano.

  • Saumon du Rhin grillé à la St. Malo, Salmón del Rhin a la parrilla con salsa St. Malo. En aquellos tiempos, este pescado importado de Europa, era considerado un lujo. La interpretación de esta receta se elaboró con salsa de crustáceos.

  • Poularde à l’écarlate, Pollito de leche a la escarlata. Los platillos solían bautizarse con nombres rimbombantes sin describir sus ingredientes. El color escarlata se reprodujo, en este caso, con una salsa de frambuesa.

Para darnos una idea de cómo el estilo francés en la gastronomía, influenciaba en ese tiempo, encontramos el menú de la cena que se organizó en 1905, en el restaurante Chapultepec, en honor del Ministro de Hacienda (José Ives Limantour), así como la invitación a la misma.


Y junto a una divertida anécdota, encontramos el menú que se sirvió en uno de los últimos acontecimientos sociales que llevó a cabo Don Porfirio en Palacion Nacional, en la gala del 23 de septiembre de ese año del centenario:

Consommé Riche

Petits Patés á la Russe

Escaloppes de Dorades á la Parisienne

Noisettes de Chevreuil Purée de Champignons

Foie Gras de Strasbourg en Croutes

Filets de Drinde en Chaud Froid

Paupiettes de Veau a l’Ambassadrice

Salade Charbonniére

Brioches Mousseline Sauces Groseilles et Abricots

Glace Dame Blanche

Desserts

Café-Thé

Jerez Fino Gaditano

Chablis Moutonne

Mouton Rothschild 1889

G.G. Mumm & Co. Cordon Rouge

No sé que habrá cenado Jelipillo anoche, pero si en algo no puede emular a Don Porfis es en caché, así que supongo no habrá sido algo parecido (yo por mi parte, me zampé unos sendos platos de pozole de cabeza de cerdo y unos hidalgos sencillos con cara de doble, nomás pa´ que no se diga que no soy bien patriota, pues hasta en la beberécua rindo honores a nuestros héroes).

Plus: Imágenes sobre el festejo del Centenario de la Independencia de México en El (micro)Fanzine.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

El Verdadero 15 de Septiembre


La tradición hace que la ceremonia del Grito de Independencia se lleve a cabo la noche del 15 de septiembre. Son ya cien años que se repite esta costumbre, y que se inicia para coincidir con el cumpleaños número ochenta de Porfirio Díaz, dictador que cumplía en ese lejano 1910, treinta años en el poder de forma casi ininterrumpida, pero que daba al exterior una imagen de pacificador al lograr detener los continuos enfrentamientos del s. XIX (aunque en realidad fue debido a la extrema represión de su régimen).

Curiosamente, sí se cuenta de un acontecimiento relacionado con la independencia en un 15 de septiembre, pero fue dos años antes de lo que creemos, en 1808, cuando Napoleón puso a su hermano José (Pepe Botella) al frente del reino español, y el virrey de la Nueva España (Iturrigaray) se mostraba dispuesto a proclamar la Independencia de la Nueva España, aceptando la tesis de Primo Verdad, quien dijo:

“Al faltar el rey entonces los pueblos vuelven a ser soberanos. La ciudad de México es entonces soberana y es heredera de la Gran Tenochtitlan, la soberana de Anáhuac."

¿Y quiénes creen que impidieron se proclamara a la Nueva España como independiente de la Corona Española?, pues el partido de los ricos y conservadores peninsulares (prelados, comerciantes y terratenientes acomodados) que ese 15 de septiembre tomaron el Palacio Nacional y arrestaron al virrey Iturrigaray, en lo que fue el primer golpe de estado de nuestra historia, aduciendo que era un peligro para... ah, no, perdón, que quería imponerse como rey, tras lo cual colocaron a Pedro Garibay como virrey, aunque éste era tan sólo el instrumento oficial -léase "pelele"- de los españoles comandados por Gabriel de Yermo (y era a estos gachupines a los que se refería Hidalgo en su grito incendiario).




Bueno, pero volviendo a 1910, si ustedes se creen muy originales protestando por los festejos, criticando el presupuesto y la intención con que se hacen, pues déjenme decirles que eso ya se hizo hace cien años, que se cuestionó -dentro de los márgenes permitidos, claro- la formación y el objetivo de la Comisión Nacional del Centenario de la Independencia, creada con el fin de celebrar por todo lo alto el aniversario número cien del inicio de la lucha por la Independencia, tomando como ejemplo la celebración por el centenario de la Revolución Francesa. Lo cual, también tenía el objetivo de reafirmar ante el mundo la modernización que el país había obtenido con su gestión. Así, se inauguraron ante las visitas internacionales, la Universidad Nacional, el Manicomio "La Castañeda", la Escuela Normal, el Museo Nacional, el Monumento a Cuauhtémoc, el Hemiciclo a Benito Juárez y la Columna de la Independencia, símbolo representativo de la Ciudad de México en la actualidad, y cuya inauguración tuvo lugar el 16 de septiembre de ese año.

Pero ese año no tuvo lugar sólo el aniversario de la Independencia de México, sino también el paso del cometa Halley, que se tomó como designio tanto de buen augurio para las fiestas del centenario, como de mal presagio para el gobierno de Díaz, dado el clima de tensión previo al estallido revolucionario, tan sólo dos meses después. Tanto se ligó al cometa con las fiestas, que se le llamaba "El cometa centenario". El genial grabador José Guadalupe Posada, así relacionó los dos acontecimientos, con su característico manejo del humor:



Además de las críticas por el gasto y la intención de autoglorificación, así como la división de los festejos, separando al pueblo de los pudientes, Díaz recibió protestas multitudinarias por el trato dado al poeta Rubén Darío, pues tal como casi un siglo después lo haría Fox con el presidente de Cuba (el memorable "comes y te vas"), cedió ante la presión estadounidense que desconocía al gobierno de Nicaragua (se llevaba a cabo un golpe de estado en ese país, con la intervención norteamericana), negándose a recibirlo, notificándoselo a su llegada al país por medio de los poetas Amado Nervo y Justo Sierra.

Podemos ver que la celebración oficial del grito de Independencia, hoy, como hace cien años, responde especialmente a la necesidad de autoreafirmación de un hombre al frente de un país, al cual pretende mostrar como moderno y próspero, para legitimarse y legitimizar su gobierno. Al igual que hace cien años, también es una incongruencia que el grupo en el poder, que en su práctica diaria no responde a los ideales independentistas o revolucionarios, sean los encargados de celebrar estos eventos, pues son los herederos ideológicos de aquellos grupos conservadores a los que se combatió en esas luchas, de la misma forma en que es absurdo que ahora sea la Iglesia la que invite a unirse al festejo cuando su participación histórica en ese tiempo fue contraria, al grado de excomulgar a los héroes insurgentes. Así que yo entiendo y comulgo con el descontento de esta fiesta oficial, dado el despropósito del oneroso gasto y la incongruencia del discurso que lo acompaña.

Sin embargo, si objeto contundentemente el argumento de que no hay nada que festejar, pues con esta negativa estamos desconociendo la lucha misma, los logros que se obtuvieron con ella y la participación de todos esos personajes a lo largo de estos doscientos años, que han contribuido a la formación de una nación que se ha transformado a través de sus acciones. Ninguno de esos personajes escapa a las contradicciones de la naturaleza humana, ninguna de esas acciones es inmune al análisis retrospectivo, ni son tampoco tareas completas, pero aún así, ellos lograron avances o cambios que hoy nos permiten expresar nuestra inconformidad, de la forma en que podemos hacerlo.

No es su culpa que las figuras al frente del poder actual no estén a la altura de ellos, que las causas se hayan desvirtuado y corrompido, que se tergirversen sus ideales a favor de intereses de grupos políticos que no corresponden a ellos. Tampoco es su culpa que la indolencia y el desencanto nos hayan rebasado, y hallamos preferido contentarnos con alcanzar satisfactores inmediatos, sin responsabilizarnos por la marginación en que continúan tantos, tal como si ninguno de estos años hubiera transcurrido y siguieran esclavos en una hacienda o presos de una tienda de raya.

Yo no me uno a la fiesta oficial, pero sí celebro y conmemoro reconociendo lo que he dado por hecho durante mucho tiempo, pero que ahora sé que fueron conquistas de movimientos sociales importantes, reconociendo tanto a los hechos como a las personas que lo hicieron posible, y responsabilizándome de que estos privilegios dejen de serlo y se conviertan en derechos para los que todavía no gozan de ellos.

Estamos, además, testificando una fecha significativa; finalmente, la historia se rige en base a ellas, también. Reflexionar sobre los hechos que construyeron nuestro presente, analizarlos y difundirlos, es también parte de nuestras responsabilidades. "Aquellos que no conocen el pasado están condenados a repetirlo", dijo el filósofo George Santayana (frase que inspiró la que se encuentra grabada en la entrada del campo de concentración de Auschwitz: "Un pueblo que no conoce su historia está condenada a repetirla")... y si doscientos años no han sido suficientes para evitarlo, es parte de nuestra tarea que no precisemos otros doscientos más.

Si gustan, acompáñenme a decir "salud".


Plus:


PRIMER CENTENARIO DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO (1910)
Cargado por SUMMUMDESIDERATUM. - Mira películas y shows de TV enteros.

domingo, 12 de septiembre de 2010

Más sobre el Verdadero Hidalgo y sobre los Verdaderos Héroes

Ya lo desacralizamos, ya lo hicimos humano, ya lo vemos más cercano a nosotros... pues bien, es hora de volverlo a alzar al pedestal que se merece (no por nada tiene una estación de metro que está entre las más populosas -je-). Además de calles, colonias y hasta delegación en la mera capital del país, Hidalgo tiene un lugar predominante en la historia: es el Padre de la Patria.

Y no por nada, no es sólo un título rimbombante y teatral.

Habrá que recordar un episodio de esa mañana del 16 de septiembre, cuando Aldama llega a avisarles a Hidalgo y a Allende que la conspiración había sido descubierta: Allende dice que hay que huir, Aldama está de acuerdo con él, pero Hidalgo, el sacerdote, el único de los tres que no es militar, toma las cosas con más calma. Los invita a sentarse a la mesa y discutir sobre el asunto, mientras toman un chocolate espumoso (seguro no habían reparado en la relación de este alimento con la lucha independentista, ¿verdad?, pues así es, no sólo los chiles en nogada tienen un protagonismo histórico), provocando el reclamo involuntariamente rimado de Aldama: "¿Quieres tomar chocolate cuando el cuello pende de un mecate". Y es Hidalgo el que los convence de adelantar la fecha de la insurrección, de tomar las armas esa misma mañana y animar al pueblo a seguirlos. Manda teñir la campana de la iglesia en ese domingo de vendimia, y espera en lo alto de la escalinata a que se reúnan los pobladores para decirles:

"Mirense las caras hambrientas, los harapos, la triste condición en la que viven".

Es la figura del sacerdote-caudillo la que destaca entre las de los militares -que en las otras luchas independentistas del continente, son las que resaltan-, teniendo mayor convocatoria y ganándose el respeto de la masas. Es en ese momento en que surge el héroe, sublimándose a la condición de un hombre común, cuando toma en sus manos la responsabilidad de un hecho que se transformará en histórico, que cambiará la realidad de todo un país.

Y es, en esa mañana en que él se pone al frente tanto de militares como de huestes populares, cuando nace la Patria. Ya había una nación, ya había mexicanos. Pero la Patria, ese concepto abstracto que nos identifica cultural y emocional, no sólo geográficamente, nació con ese acto de insurgencia, y fue Hidalgo el que le dio origen.

Recibo un amable e interesante comentario en el post anterior dedicado a la personalidad de Hidalgo, en el que dice "lo único que hizo Hidalgo fue estar en el lugar oportuno y en el momento indicado", me atrevo a agregar yo: y con la actitud necesaria, y con el valor y la responsabilidad y el liderazgo y la intuición necesarias, porque no fue el único que estaba ahí, pero por alguna razón sí fue él quien provocó el acontecer de los hechos ya conocidos por todos, es más, fue él quien eligió estar en ese lugar y en ese momento, con la oportunidad que eligió tomar. En el mismo post, nuestra conocida Marichuy también hace un comentario necesario de retomar: "...una cosa es desacralizar... y otra muy distinta querer borrar, distorsionar, nuestro pasado...". Coincido plenamente, acercarnos al aspecto humano de estos héroes y personajes de la historia, familiarizarnos con ellos, comprenderlos desde nuestro mismo nivel de "personas de a pie", es también comprender que cualquiera de nosotros, en un lugar oportuno y un momento indicado, podemos trascender a nuestro entorno y a nuestro tiempo, dejando de lado nuestros intereses inmediatos y particulares, para también tomar decisiones trascendentales, quizá incluso heróicas (que no precisamente mártires).

Aunque la memoria prefiera guardar hermosas historias de fervor patriótico, como la que se conmemora el día de hoy (13 de septiembre) de que Juan Escutia, uno de los "Niños Héroes", se arrojó envuelto en la bandera nacional para evitar que cayera en manos del enemigo (el ejército norteamericano durante la primera intervención estadounidense).

En primera instancia, aunque sí eran cadetes muy jóvenes (el menor iba a cumplir quince años), no eran precisamente niños, y aunque en la actualidad sí se consideraría una situación de abuso permitir que un adolescente de esa edad participara en batallas bélicas, en esa época ya se les consideraba lo suficientemente adultos para formar parte del ejército e incluso era usual que a esa edad ya se formara una familia. Y en segundo lugar, no hubo tal episodio de romanticismo nacionalista, de hecho, la bandera fue tomada y exhibida como trofeo de guerra en Estados Unidos, aunque lamentablemente sí murieron seis jóvenes (cuatro de ellos, cadetes) que defendían el plantel del Colegio Militar y el cerro de Chapultepec. Lo que sí es de destacar, es que los cadetes que defendían la posición militar lo hacían por decisión voluntaria, pues ya había sido ordenado el desalojo del plantel.

La historia del cadete que se envuelve en la bandera para arrojarse de un balcón del castillo, prefiriendo su muerte a la deshonra nacional, tiene como antecedente la del Capitán Margarito Zauzo, quien oculta entre su ropa la bandera de su regimiento, hallada en unas caballerizas al ser herido y recogido por soldados estadounidenses, y la entrega a un superior, días antes de morir a causa de sus heridas. Este suceso, décadas después, inspira unas líneas imprecisas de un poema épico, que lo liga al cadete Agustín Melgar, derivando en la historia ahora conocida.

Sin embargo, aunque no tan romántica, la decisión de los cadetes de permanecer en defensa de su plantel, sí es heróica y merecedora del reconocimiento histórico. Tal como las mujeres que enfrentaron a los soldados en Acteal, tal como los estudiantes que se organizaron durante el movimiento del 68, tal como la población civil que tomó las calles para rescatar a las víctimas de los escombros después del sismo del 85, o la que sale todos los días a mantener en constante movimiento a este país, a fuerza de trabajo y esfuerzo. Pues es en ese lugar oportuno y momento indicado, cuando se sublima una persona común en una que amerita ser considerada héroe.

viernes, 10 de septiembre de 2010

VANALIDADES, Suplemento Dominical (Edición Especial Bicentenario)

En cartelera:
La historia de un hombre que hizo de todo para apropiarse de su tiempo.

Desfile de 16 de septiembre de 1897

Para celebrar las seis intervenciones en México durante todo este tiempo de nación independiente, y con el verdadero objetivo de que las familias mexicanas se acerquen a la plaza del Zócalo, sin temer que sea un retén en el que quién sabe si saldrán con vida, dieciseis ejércitos "amigos" (en los que faltan los de Japón e Italia para que estén todos con los que México ha jugado a "declaro la guerra en contra de...") estarán en visita de doctor durante el tradicional desfile militar del 16 de septiembre, pues nuestro querido presi Jelipillo, no sólo emula a don Porfirio Díaz, quien también convidó a sus colegas militares de varios países a su fiesta de cumpleaños (durante la cual el Centenario de la Independencia sólo fue un espectáculo para amenizar la cena), sino incluso a su antecesor Vicente Fox, con su táctica de "marchas y te vas". Y entre los ejércitos "amigos" tampoco están ni el EZLN ni el EPR, por cierto.


La historia detrás del mito: El Pípila*

Que dicen que siempre no, que no existió, que esa bonita historia en que un héroe netamente extraído del pueblo, con toda la carga de su origen mestizo en la espalda y la fortaleza en las piernas que andaron desde Aztlán hasta la Ruta de Santiago, con toda su entrega y su heroísmo, con toda su gloria y el arraigo entre el pueblo -que con él sentía que esa sí era su lucha y no sólo la defensa de los intereses criollos-, con todo y su mote sacado de la lengua ancestral y del ingenio popular, con todo y eso, es menos real que El chupacabras. Ahora dicen que fue una de tantas fantasías de Carlos María de Bustamante con las que exaltaba el sentir patriótico, y que si le hubiéramos hecho caso a Lucas Alamán, ya desde entonces sabríamos que no fue cierto (pero cómo creerle a alguien con un nombre tan sospechosamente largo: Lucas Ignacio José Joaquín Pedro de Alcántara Juan Bautista Francisco de Paula Alamán y Escalada, si era probable que con ese nombre mínimo tuviera personalidad múltiple). Por lo pronto, Televisa ya no lo incluyó en su nueva serie sobre la Independencia -con lo que ya quedó fuera de la verdadera historia para una gran mayoría de mexicanos-, corrigiendo el error que cometieron en La antorcha encendida, en donde sí fue parte de la nómina, junto a cientos de extras caracterizados como inditos de pastorela.

No renegarás las fiestas del Bicentenario, nuevo mandamiento

Blake, nuestro querido secre de gobierno


Apático y apátrida, pero además... ¡pecador! Si eres de esos que no se sienten convocados a lidiar con valor, ni se deja seducir por el olor de un pozolito, ni zapatea el jarabe tapatío, déjame te entero que estás faltando a tu deber religioso y moral, pues quedarse al margen ante los festejos es ahora un pecado de omisión, dice el Episcopado Mexicano durante la presentación de la Carta Episcopal con motivo del Bicentenario. Francisco Blake, Secretario de Gobierno, apoyó presencialmente el evento, reafirmando su intención de reducir la distancia entre la laicidad del Estado y el reconocimiento del liderazgo religioso. Así, y al igual que hace doscientos años, la Iglesia Católica está metida hasta el queque en los asuntos políticos y nacionales, no le´aunque vivamos en un estado laico. Pero para no quedarse atrás, nuestro Secretario de Educación también afirma que no celebrar con alegría, además de un desperdicio, es una muestra de mezquindad. Así que no sean aguafiestas, pero sobretodo, no sean merecedores de un juicio moral por su falta de entusiasmo, que, por decreto, es obligatorio sentirse feliz con la costosa megafiesta que el gobierno calderonista ha organizado. Saca tu banderita -o tu banda para la frente, al mero Juanito style-, y cumple con tu deber de buen católico, apostólico y calderomano, santificando sus fiestas.

Y shalalá... y shalalá


Alex Sintek, el nuevo Jaime Nunó

Y hablando de la buena gestión de nuestro Secretario de Educación, al frente de la SEP nos presentó muy orgulloso el tema musical del Bicentenario: El futuro es milenario... no les pongo el link porque la verdad me da hueva, bueno, con decirles que hasta a uno de sus autores le parece simple, así la describió Alex Sintek en su protesta (lloriqueo) por las críticas: "¿Sería posible dejar su odio social-político y disfrutar de una simple canción de un simple mexicano", y créanme que tiene total razón, la canción es tan simple como el mexicano que la compuso. Desde hace un tiempo los fresas utilizan el shalalá a manera de puntos suspensivos, para evitar enumerar cosas sin gran sentido, o cuando describen una visión de un mundo rosa o algo cursi (y para que a un fresa algo le parezca cursi, es porque de verdad es insoportablemente empalagoso). Pues bien, Alex Sintek, a quien mucha gente -yo no sé por qué- cataloga de "muy talentoso", defiende esta expresión, que se incluye repetidamente en el nuevo himno nacional a manera de estribillo, como "muy típico en los temas de música folclórica mexicana" (seguramente Sintek habla de canciones profundamente arraigadas en el folclor y sentimiento popular mexicanos, como México, de Timbiriche, que en su parte final corea: "Mé-xi-co, Mé-xi-co... shala-lala-lala"); además defiende su arreglo musical con base en el huapango, diciendo que, cómo se harán varias versiones de ese tema que irán del mariachi al pop, buscaron algo sencillo e institucional... institucional, sólo si se piensa en el huapango de Moncayo, del que lamentablemente se ha abusado hasta reducirlo a un lugar común, pero... ¿sencillo, el huapango?, ¿no se supone que éste güey sabe de música? Pero de quien definitivamente estamos más decepcionados es de Jaime López, verdadero autor de la letra de este crimen musical, y a quien muchos considerábamos un cantautor ingenioso, pero que esta vez sólo alcanzó a hacer una nueva versión de ese tema telenovelero: "quiero un mundo de caramelo..."

Baarbiii, ya llegóóó


El tradicional jingle de la tradicional muñeca se volvió realidad, acaparando los titulares y las conversaciones durante esta semana; las especulaciones sobre la verdadera forma en que fue atrapado el narcotraficante conocido como La Barbie, el motivo de su risa, los tejemanejes ocultos de su detención, las verdaderas técnicas de inteligencia empleadas, y un largo etcétera, han provocado que se le robe atención a la magna fiesta de Calderón, con la que busca ganarse el favor popular y reafirmar su posición del hombre bicentenario. Y sumando argumentos para la especulación, la noticia de su detención coincide con el nuevo aditamento de la exquisita muñeca, que puede darnos la respuesta a la pregunta: ¿qué se oculta tras la sonrisa de La Barbie?:

Videocámara y pantalla oculta de La Barbie Espía

*Adendum: Acabo de escuchar en voz de José Manuel Villalpando, historiador, que sí existió el Pípila, y es más, que existió varias veces, pues no sólo fue uno, sino varios los que se cubrieron la espalda con una loza para formar un techo (tal como hacían los antiguos soldados romanos con sus escudos) y cubrirse de los disparos, hasta llegar a la Alhóndiga de Granaditas e incendiarla, años después se les proporcionaría una pensión, junto con otros combatientes. Trascendería sólo el nombre de uno de ellos (Juan José de Martínez) y con el tiempo se hablaría de un sólo "Pípila", inmortalizándolo con la estatua que ilustra la nota.

jueves, 9 de septiembre de 2010

El Verdadero Hidalgo

Decir que la historia no es como en los libros de texto nos la enseñan, es decir una verdad de todos conocida... pero yo aquí vengo a decirles otra verdad que va a sacudirles su mundito: ¡tampoco las estampitas biográficas que venden en las papelerías son tan confiables!

Si tú creías conocer a Don Miguel Hidalgo y Costilla porque lo has visto en billetes, en monografías marca Sunrise, en murales o en las películas que oportunistamente están estrenándose en estos días, siento decir que el Padre de la Patria no es como lo pintan (y no, tampoco se parece al repetitivo Demián Bichir).

Esa imagen espuria se la debemos a Maximiliano de Habsburgo, el último de nuestros emperadores, que tratando de rendir honor al héroe nacional, ordenó: "A ver, vamos a recordar y a reconocer al cura Hidalgo, al Padre de la Patria", y el pintor Joaquín Ramírez tomó como modelo a un sacerdote de Bélgica, parte del staff del emperador. Esto lo asegura Humberto Moreira, que además de gobernador de Coahuila también es profesor de historia y ciencias sociales.

Éste, señoras y señores, leidis an yentelman, chiquillos y chiquillas, es el verdadero Hidalgo:


Litografía de Claudio Linati
Esta representación coincide más con la descripción que Lucas Alamán, contemporáneo del héroe nacional, escribe:
"Era de mediana estatura, cargado de espaldas de color moreno y ojos verdes vivos, la cabeza algo caída sobre el pecho, bastante cano y calvo, como que pasaba ya de sesenta años, pero vigoroso; aunque no activo ni pronto en sus movimientos: de pocas palabras en su trato común, pero animado en la argumentación a estilo de colegio, cuando entraba en el calor de alguna disputa. Poco añilado en su traje, no usaba otro que el que acostumbraban entonces los curas de pueblos pequeños”.
Al describir su papel en la lucha por la independencia, el conservador Alamán no es más complaciente, pues destaca la falta de estrategia política y de guerra, su caracter desobligado e intransigente, la prioridad que dio a ganar popularidad permitiendo la matanza, el saqueo y la rabia mal enfocada del pueblo. Manuel Orozco y Berra, en su Diccionario de la Historia y la Geografía, menciona junto con sus aciertos, los excesos de su ego y la debilidad con que cedía a las acciones de "los bárbaros de la chusma". El historiador José Antonio Crespo, en su libro Contra la historia oficial, también se aleja de la imagen que tenemos del héroe que pide ser fusilado de frente y sin vendar los ojos, y describe a un Hidalgo con una política hispanicida (justificada por el mismo Hidalgo, para dar gusto "a los indios y a la ínfima canalla... que deseaban esas escenas"). Esto parece coincidir con el grito que el pueblo le atribuye al Padre de la Patria:

"Viva la Virgen de Guadalupe y mueran los gachupines" (o, "Vamos a matar gachupines", como más se conoce a nivel popular). Sin embargo, el verdadero grito dado en la mañana del 16 de septiembre de ese 1810, se documenta como:

"Viva la religión, Viva nuestra madre Santísima de Guadalupe, Viva Fernando VII y muera el mal gobierno".

El cual seguramente -por lo menos antes de llegar al final- sería coreado con más gozo por el grupo conservador que está actualmente al frente de nuestro gobierno, y que le tocó organizar el festejo del bicentenario de la Independencia -je-.
La película Hidalgo, la historia jamás contada, también recoge la versión del cura en su faceta más humana, la del hombre que en sus años colegiales era apodado como "El zorro", por taimado; aficionado al juego y al teatro (él mismo tradujo, montó y actuó Tartufo, para entretener a sus convidados); amante de varias, padre de varios, culto, divertido, progresista y rebelde, insatisfecho con el gobierno virreinal y sus severas medidas tributarias, que lo llevaron a él y a su familia a la quiebra, como a la mayoría de las familias criollas, lo que sería su motivo principal para unirse a la revuelta.

Esta bancarrota familiar también es provocada por algunas decisiones de Miguel Hidalgo, que decide sobre los bienes de toda su familia para ayudar a los más desposeidos de su comunidad religiosa, lo cual provoca que su hermano enloquezca y se suicide, dejando a sus hijos en la orfandad. Esto lo menciono porque es conocido que Hidalgo se niega a tomar la Ciudad de México después de tomar las ciudades aledañas, habiendo tenido victorias importantes sobre el ejército comandado por Calleja, y en contra de la decisión de Allende -lo que provoca la separación de sus batallones-, aduciendo que no había suficiente parque y que no quería repetir las situaciones de saqueos y caos que sus hombres habían hecho en esas ciudades. Sin embargo, en versión del historiador José Manuel Villalpando, la verdadera razón es porque Calleja lo amenaza con degollar a su familia si entra a la capital, y entre sus familiares se encontraban esos sobrinos huérfanos, por los que él tiene un gran sentimiento de responsabilidad y culpa, lo cual lo hace declinar. Como este episodio tampoco es muy conocido y transforma la versión oficial, me permito destacarlo aquí.
ADENDUM: No había visto que Letras Libres me copió la idea de este artículo -je-, claro que para despistar lo publicó antes y un "poquito" más completo, pásenlo a ver ... aunque la neta, la neta, la neta, está más entretenido el mío -je, je-.
Próximamente: El Verdadero 15 de Septiembre.

martes, 7 de septiembre de 2010

El Odio en la Red


Yo confieso ser un troll en proceso de recuperación. Me sorprendo a mí misma respondiendo con toda formalidad e incitando a la tolerancia, cuando en mis inicios en la Internet fueron al más puro estilo grafitero de baños de secundaria, provocando y agrediendo, con la salvedad de que nada excedía los límites del humor llevadito, las malas palabras y sólo con los que aguantaban vara. Siempre me ha parecido muy limitante esa política antitroll drástica, que reduce la oportunidad de un verdadero debate, con el apasionamiento que toda polémica trae consigo, y con la represión a cualquier tipo de crítica hacia el administrador del sitio o al sitio mismo, pues al final sólo las alabanzas y loas serviles son admitidas, y cualquiera que opine de forma contraria es considerado troll. O será que conocí trolls muy ingeniosos y divertidos, que es cierto que desestabilizaban la dinámica de un sitio -generalmente aburrido, un sitio divertido suele convertir al troll en un divertimento más- pero que también aportaban argumentos o cuestionaban la infabilidad de un blogstar, forero o twitstar ególatra, intolerante y sin autocrítica. Sé que un troll molesta a los visitantes habituales, desanima a los lectores e intimida a los comentaristas, y sin embargo, creo que también es una de las cosas que hay que aprender a manejar en este medio y no darles más importancia de la que ameritan, finalmente, en la vida 1.0 también aprendemos a lidiar con los higaditos, los groseros o los que tienen mal aliento, ¿no?

Sin embargo, el ciberbullying es una forma más seria de molestar por la red, pues no busca incitar la polémica ni atraer la atención sobre sí mismo, sino que la violencia psicológica que envía a su objeto de acoso busca causar un daño moral, paralizándolo y atemorizándolo hasta anularlo, y tratando incluso en saltar del plano virtual al físico, provocándole un perjuicio real. El anonimato, la virtualidad, la suplantación de personalidad, la "segunda vida" que puede inventarse cualquiera con asombrosa sencillez, la facilidad para difundir una información viral y manipularla, así como la sencillez para actuar en grupo, ya sea manipulando a otras personas o convenciéndolas para que se unan al ataque, favorecen el ciberacoso. Así como la red ofrece facilidades pasmosas para otros delincuentes cibernéticos, como los que difunden pornografía infantil, así también el sociópata que decide convertir la vida de su objeto de odio en un infierno, encuentra grandes ventajas en el mundo virtual.

La primera vez que se vió la gravedad de las consecuencias, fue con el caso de Megan Meier, jovencita de trece años que se suicidó por el desdén amoroso de uno de sus amigos en MySpace, que no sólo la rechazó, sino también habló negativamente de ella con sus conocidos en esa red social. Lo peor fue que todo había sido un engaño cruel, pues tal muchacho no existía y era la madre de una ex-amiga de la joven, la que se había inventado un nick y una historia para ilusionarla y posteriormente humillarla, en venganza de lo mal que se había portado con su hija. El caso puso en la mesa de discusiones, la vulnerabilidad de los más jóvenes al sociabilizar en la red, y abrió también una discusión legal en Estados Unidos sobre las leyes para regularizar el acoso cibernético.

Hubo otro caso que tuvo gran repercusión, el de la niña de once años Jessie Slaughter (alias), celebridad local de una red social preferida por púberes para el chismorreo, en la que primero se le señaló como víctima de estupro por parte de un vocalista de una banda que empezaba a ser conocida; aclarado y negado el chisme, la niña subía videos retando a sus "enemigos", con una actitud y un lenguaje que atrajo la animosidad de miles de personas, y especialmente, de un grupo de hackers pertenecientes a un foro anónimo (4chan, subforo /b/), que atacaron a la niña no sólo con abrumadores insultos y descalificaciones en todos sus perfiles de redes sociales, sino difundiendo sus datos personales, domicilio y teléfonos, para facilitar localizarla y perjudicarla de una forma física. El caso tuvo un desenlace involuntariamente cómico, cuando por medio de otro video, su padre se deja llevar por la rabia y amenaza de forma incoherente, lo cual fue difundido, parodiado y ridiculizado por toda la red. Afortunadamente no ha tenido, hasta el momento, una consecuencia grave, y ha servido para ejemplificar a los adultos la necesaria supervisión sobre lo que los niños y adolescentes hacen cuando están conectados.

En México hubo una reacción similar hacia una niña, aunque ella no hubiera hecho nada por granjearse la antipatía de centenas de miles de personas, más que participar en una serie de spots propagandísticos de un partido político. Pero en la red hubo reacciones de odio irracional hacia ella y hacia el grupo étnico al que pertenecía, abriéndose blogs exclusivamente para insultarla, y formándose grupos en Facebook que alcanzaron altas cifras de miembros, siendo el más numeroso de más de 155 mil miembros. "Mariana", de siete años, y cuyo nombre real es Asuka Matshushima "Suki", de ascendencia oriental, fue vituperiada con insultos y comentarios discriminadores, pero lo más grave fue que se dio a conocer su domicilio y el de su escuela, en medio de mensajes que incitaban a matarla. Aunque no hubo sucesos que lamentar, lo que sí es vergonzoso es el racismo y la cobardía que asomó de forma tan fortuita, haciendo blanco en una pequeña incapaz de defenderse sola, o siquiera comprender la razón de los ataques que recibía.

Otro caso que se difundió en los medios fue el de Alexis Pilkington, que se suicidó tras los ataques y críticas en su perfil de Formspring, red social a partir de un formulario para preguntas y que ha alcanzado mucho éxito especialmente entre adolescentes norteamericanos, el anonimato permite elaborar preguntas indiscretas u ofensivas entre compañeros de clase, lo cual ha sido parte de su éxito y de su crecimiento acelerado en ese país a tan sólo unos meses de su creación. Aunque en México ha tenido más aceptación entre la comunidad usuaria de Twitter (en su mayoría, adultos jóvenes), como complemento a la exposición de su personalidad, y no tiene el mismo uso que los jóvenes estadounidenses le dieron. Sin embargo, aquí el mismo fenómeno se dio hace unos años, que el acceso a Internet era todavía un artículo de lujo, cuando foros como LaJaula.net se convirtieron en las paredes de baño de los colegios más prestigiados y caros, en donde los adolescentes subían todo tipo de información personal de otros estudiantes, ya fuera por despecho, por rivalidad escolar o amorosa, por término de noviazgo, por revancha, por envidia o por simple mezquindad, los secretos privados, los detalles íntimos o los datos personales eran revelados entre vulgaridades e insidias, que destrozaban la imagen pública del atacado, llamando la atención de varios medios que levantaron la ceja y señalaron la procacidad de los estudiantes de las mejores escuelas del país (o las que se anuncian como tales). Actualmente en esos sitios ha decaído la actividad y se ha extendido a escuelas públicas o menos elitistas.

El último de esos episodios notorios de odio, lo recibe una mujer que sí dio motivo para la reprobación, aunque no para la dimensión que ha alcanzado: la británica Mary Bale fue grabada en video cuando alzaba a un gato que se cruzó en su camino y lo metía en un contenedor de basura. El gato fue rescatado por sus dueños quince horas después, subieron el video a Youtube y nuestros conocidos amigos de 4chan+b localizaron su ubicación, su ocupación, su perfil en Facebook y todos los datos necesarios para que la mujer sea localizable. Las reacciones por supuesto no han sido menores y hasta el viceprimerministro británico ha opinado sobre el asunto, pero las más agresivas se manifestaron en Facebook, donde grupos que piden el despido en su trabajo, e incluso su muerte se formaron inmediatamente.

Este caso de maltrato animal no es nada con lo que se vio en México en el mes de abril, cuando medios y redes sociales difundieron un video explícito de la cruel tortura hasta la muerte de un perro callejero, por parte de unos adolescentes del estado de Nayarit. La entendible indignación dio paso a la irracionalidad, los hogares de esos chicos fueron asediados al grado de que una de esas familias tuvieron que mudarse, huyendo de las amenazas y las posibles agresiones, mientras en Facebook, Twitter, secciones de comentarios de diarios y portales de información, recogían mensajes que incitaban a lincharlos y torturarlos tal como ellos habían torturado al animal. Incluso "profesionales de la comunicación" como la conocida conductora Martha Debayle, escribían en su cuenta de Twitter: "Alguien por favor tenga el valor de lincharlos", y en el colmo de la incongruencia, uno de los perros pitbull que fueron usados para torturar al perro callejero, murió envenenado. Hubo otras reacciones más propositivas, en varios estados hubo marchas simultáneas para exigir mejoras en las leyes que protejan a los animales y sanciones más duras para los que los maltraten.

Aunque el término de ciberbullying se emplea especificamente para el acoso entre menores, por sus iguales, la edad no es un excluyente para el fenómeno del acoso cibernético, que es una conducta abusiva en contra de la integridad psicológica o física de otra persona, que va desde ser objeto de insultos e intrigas, hasta la exposición de la intimidad y la invasión a la privacidad sin anuencia, ser víctima de hackeos en cuentas personales o en computadoras, recibir amenazas y provocar los juicios severos sobre su conducta moral o personal, así como los ataques de odio por cuestiones de preferencia sexual, tipo étnico o condición socio-cultural.

Y algo que también es preocupante, es como nos transforma el uso de la red en las comunidades virtuales, empoderándonos a partir del anonimato o de la creación de un personaje virtual, sumándo esto a la despersonalización y la distancia que conlleva el trato en la red, nos insensibilizamos hacia el malestar causado a la otra persona, enorgulleciéndonos de lograr desestabilizarla, buscando afectarla y vulnerarla de la mayor manera posible. La comunicación, que encuentra en la red una tecnología más a su favor, debido a nuestra inmadurez y particulares disfunciones, se transforma en un arma de doble filo que dificulta y obstruye dicha necesidad básica. No sólo los menores, todos somos susceptibles a sentirnos afectados, y lo más triste, somos también candidatos a afectar a alguien más, si nos dejamos seducir por el placer que da combinar nuestra ira más primitiva con nuestras tecnologías más sofisticadas.

Pero antes de que el pesimismo nos alcance, una imagen para sonreir y aprender sobre las redes sociales:

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